Cuando escribas debes ser honesto, alguna falsedad y te darás cuenta de inmediato. Si lo que escribes tiene un tono personal, pero no es sincero, alejarás la buena energía que se desprende tan solo por ejercer el oficio de escribir. Una fuerza ciega que ronda por todos los rincones del Universo y de todos nosotros, y que favorece los propósitos de quienes tienen fe para ponerlo en práctica. No es un asunto complicado, sólo se trata de escribir con una positiva mentalidad. Son incontables los milagros que han acontecido en personas de todas clases y niveles sociales. La energía universal no tiene en cuenta las etiquetas que los humanos usamos para separarnos y segregar a otros o a nosotros mismos, para el todo sólo existe la unidad.
Es sencillo y al mismo tiempo complicado de entender: Si escribes cosas malas, atraerás fuerzas oscuras; si escribes cosas positivas, las buenas vibraciones vendrán a ti y te favorecerán. Y si quieres romper un muro de mala racha, de negativismo general, de mala suerte continua, entonces deberás escribir más y mejor de lo que lo harías si fueras alguien promedio. Es como aumentar la dosis antibióticos para vencer una infección que te está atacando. Y es que, en efecto se trata de eso. La mala fortuna es una ‘infección espiritual’, que aunque se resista al tratamiento, tiene un punto de quiebre que sólo la constancia puede derrotar.
No olvides nunca que quedan muchas cosas que vivir, muchos caminos que seguir, muchos textos que compartir; muchos futuros que definir. Sólo queda reiterar mi invitación a escribir. Hazlo, es un buen ejercicio. Si al día siguiente te levantas con una energía especial y mayor determinación para lograr todos tus propósitos, entenderás de lo que te hablo.